Matanza del cerdo, en qué consiste esta fiesta y cuál es su origen
Hoy en día, la matanza del cerdo sigue siendo una tradición practicada por muchas personas. En muchas localidades continúa siendo uno de los principales acontecimientos familiares del año que reúne a parientes y amigos. La matanza siempre viene acompañada de una gran fiesta.
La modernización de la economía ha hecho que hoy en día no sea fundamental para una familia llevar a cabo la matanza. No obstante, muchas de ellas optan por realizarla ya que los embutidos elaborados de forma tradicional resultan más auténticos, sabrosos y están libres de conservantes y colorantes.
En España, hasta la década de los sesenta, la matanza del cerdo fue una importante fuente de alimentación para las familias. Eran épocas de posguerra y de escasez. Del puerco venían la mayor parte de proteínas que se consumían en el núcleo familiar. Se trataba de una costumbre y de una necesidad, ya que era una de las principales fuentes de alimentación, junto con la huerta de la casa.
El ritual
Nueve o diez meses antes del día señalado comenzaba el engorde. La dieta del animal consistía en vegetales, harinas, restos de cosechas frutales y sobras de las comidas de las casas. El cerdo convivía con las familias hasta que le llegaba su San Martín en los días más fríos del año.
La matanza se ha celebrado desde siempre como una gran fiesta. A ella eran invitados los parientes cercanos del mismo pueblo o alrededores, los vecinos y los amigos, con los que se reforzaban aún más los lazos de amistad. Los días previos, la familia invitaba al vecino que fuese un experto matarife. Afilaban los instrumentos y elegían un día que se previera sin lluvia, nieve, humedad o niebla. Compraban pimentón y sal y recolectaban de la huerta los mejores ajos y cebollas para mezclarlos con la carne. Por fin, cuando llegaba la fecha, familia, vecinos y amigos se reunían.
La duración de la matanza era de tres o cuatro días según el peso que tuvieran los cerdos y el número de ellos. Ese era el tiempo que llevaba preparar jamón, panceta, chorizo, lomo, costillas, salchichón… que servían de comida a lo largo del año.
Hoy en día, en muchos hogares rurales perdura esta tradición aunque los métodos se han modernizado. Ya no es tan común criar los cerdos en casa y la carne también se suele comprar en el matadero. Aún y todo, sigue siendo una costumbre que va pasando de generación en generación fortaleciendo lazos familiares.
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